Texto original escrito por Dra. Iliana López
Zaragoza.
Aunque bien conocido el uso de toxina botulínica BOTOX® sigue siendo muy extendida la idea de que deja rostros inexpresivos y artificiales, cuando es importante señalar que ESTO ES SÓLO EL EFECTO DE UN TRATAMIENTO MAL HECHO con dosis excesivas y muchas zonas tratadas. Una toxina botulínica bien administrada debe dejar rostros relajados, sin aspecto de cansancio ó mal humor, pero manteniendo la expresión natural de cada individuo y en realidad, cuando está bien realizado no debería ser evidente su aplicación.
Continuemos hablando acerca de estos prejuicios:
6. “El BOTOX® me dura muy poco”.
Por lo general la toxina botulínica en promedio tiene una duración 4-6 meses, pero hay zonas donde en realidad esta duración puede variar. Por ejemplo, una zona de resultados muy duraderos es la
glabela (entrecejo) y esto se debe a que son músculos relativamente cortos que no tienen otra función que la mímica, de ahí que se puedan aplicar mayores dosis, profundas y muy efectivas, que
duran mayor tiempo. En cambio es normal que en las “patas de gallo” dure menos (4-5 meses), pues aquí se combina que tratamos un músculo extenso y fuerte, pero que al tener la función de mantener
el ojo cerrado y el párpado inferior con buen tono, no podemos aplicar grandes dosis ni profundas, así que sólo debilitaremos pero no paralizamos, y esas dosis más pequeñas y superficiales duran
menos. Por otra parte, es habitual que el efecto se mantenga más tiempo si se repiten los tratamientos con periodicidad. También influye la edad, la forma de reaccionar de cada organismo,
factores como el hábito tabáquico (ya que se ha observado que los pacientes fumadores degradan rápidamente la toxina) y claro, la técnica y dosis utilizada.
Existen varias marcas de toxina en el mercado, además de la más conocida y que da el nombre popular al producto, BOTOX® de Allergan. Otras marcas son, Dysport® y Xeomeen® todas de acción y
duración aparentemente similares, queda a elección y experiencia del médico porque utilizar una u otra.
7. “Las arrugas tratadas con botox pueden cambiar de lugar”
Puede ocurrir que al relajar un músculo se potencie otro (de acción agonista o antagonista) y puede contraerse con más fuerza, creando una arruga nueva. Esto sólo puede ocurrir en personas con
músculos hiperactivos, que gesticulan mucho, hasta el punto de que si tienen bloqueado el músculo que habitualmente hace ese gesto, intentarán hacerlo con otros, que causan gestos distintos. Hay
que habituarse, en estos pacientes, a intentar no forzar los gestos y tener una actitud más relajada. Es tarea del especialista que infiltra la toxina valorar bien cada caso, antes y después del
tratamiento, por lo que siempre será importantísimo UN EXHAUSTIVO CONOCIMIENTO ANATÓMICO, a fin de evitar o corregir si surgen estas situaciones. Es recomendable evitar a menos que se conozca muy
bien la técnica y/o a nuestro paciente las dosis muy altas y sobre todo infiltraciones muy profundas.
La conclusión es que el BOTOX® es un recurso muy eficaz en el rejuvenecimiento facial. Pero, para un buen resultado es del todo necesario un preciso conocimiento anatómico por parte de quien lo
aplica, y una no menos precisa explicación de qué se puede conseguir, cómo lograr un RESULTADO y EXPRESION NATURAL.
El resultado será ideal y adecuado cuando está bien indicado y aplicado por personas certificadas, y aún más cuando se plantea en combinación con otras técnicas como rellenos de ácido
hialurónico.
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