Texto original escrito por Dra. Iliana López Zaragoza.
Para la mayoría de las personas, lavarse la cara es un hábito que no presenta mayor dificultad. Sin embargo, es posible que la manera en que lavas tu cara esté causando problemas a la salud y
apariencia de tu piel.
Algunos de los errores más comunes que se cometen en los hábitos de higiene de la cara son:
TEMPERATURA DEL AGUA – Lavarte la
cara con agua muy caliente puede causar que tu piel se reseque, se irrite y que en consecuencia las glándulas sebáceas produzcan grasa en exceso. Por lo tanto, es recomendable que acostumbres
utilizar agua tibia o fría. Así ayudarás a tu piel a no desarrollar o empeorar problemas de acné e incluso a que ésta no se arrugue prematuramente.
TIPO DE PRODUCTOS – Algunos jabones y líquidos limpiadores contienen sustancias que se prescriben para mejorar la
salud y apariencia de la piel; entre estos propósitos están combatir el acné, exfoliar e hidratar. Aún cuando los productos sean de la mejor calidad, si estos NO son los adecuados para tu tipo de
piel, ésta puede reaccionar negativamente y causarte problemas muy serios. El mejor producto para ti seguramente está disponible en el mercado. Un dermatólogo calificado puede ayudarte a conocer
tu piel y prescribir el que mejor se adapte a tus necesidades.
SECADO – Evita utilizar la toalla con la que secas el cuerpo y las manos sobre tu cara. Las toallas de manos y
cuerpo pueden retener gérmenes que pueden regresar a la piel al usarlas para secar tu cara. Lo recomendable es que tengas una toalla suave específicamente para secar tu cara y que evites frotarla
con fuerza sobre la piel.
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