Texto original escrito por Dra. Iliana López Zaragoza.
La piel es nuestro órgano más extenso, por ello es importante mantenerla saludable y protegerla de las condiciones del medio ambiente. Los pasos para poder lograrlo son limpieza, humectación y
protección. Una piel limpia e hidratada es una piel saludable y con buena apariencia, por eso se recomienda usar un limpiador suave que no irrite.
Se recomienda:
• No tallar la piel con esponjas ni zacates.
• Baños de regadera breves, con agua tibia y jabón suave (NUNCA Neutros)
• Recuerde secar pliegues y pies.
• Si realiza algún deporte evite dejar húmedos pliegues y pies.
Posteriormente, se sugiere emplear algún humectante, el cual tiene como finalidad mantener una cantidad adecuada de agua en la piel, para así mostrarse suave, elástica e hidratada. Recuerda que
debes conocer tu tipo de piel para encontrar los productos de limpieza y humectación óptimos para tí.
Una vez que nuestra piel esté limpia e hidratada debemos protegerla de los factores ambientales como la contaminación, la luz solar o artificial y el frío que pueden afectarla. Otros elementos
dañinos como la predisposición hereditaria a algunas enfermedades o el contacto con agentes que ocasionan infecciones, también pueden dañarla. Además, si padeces enfermedades de la piel como:
acné, rosácea, eczema atópico, psoriasis, dermatitis seborreica o melasma se deben usar productos especiales que te ayuden al tratamiento de las mismas.
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